Yihadismo del Siglo XXI
Sin Bashar al Ásad el mundo y Siria son lugares mejores. A pesar de la total incertidumbre, lo que es malo para Irán es bueno para occidente y el planeta todo.
A comienzos de los 80, le preguntaron al entonces primer ministro israelí Menájem Beguin su postura sobre la guerra entre Irán e Irak: “Les deseo mucha suerte a ambos”. No fue muy distinta la evaluación que hicieron en Jerusalén hasta la caída de Damasco. A un malísimo conocido le puede suceder un malísimo por conocer. Pero si nos vemos en la obligación de jugarnos, a decir verdad, no es difícil. Nadie fue peor para el pueblo sirio (lo que sea que esto quiera decir) y para sus vecinos que Bashar al-Ásad. Probablemente el mayor asesino de su propia población vivo (suponiendo que está vivo, ya vamos). Mantuvo una guerra civil entre docenas de facciones durante más de una década cobrándose al menos 600 mil vidas, generó la crisis de refugiados más grave de la historia, ordenó el uso de armas químicas contra su propia población, y todo con total impunidad hasta anoche. Tercerizó y regaló posiciones estratégicas por su seguridad personal. Logró que los rusos y los iraníes, gente de por sí bastante mala, pacten con el diablo. Indistintamente de lo que pase, sin Ásad el mundo y Siria son lugares mejores.
La coalición que en una semana tomó Alepo, Homs y Damasco es de lo más diversa. La encabezan los islamistas de Tahrir al-Sham u Organización para la Liberación del Levante (de aquí en más HTS), que controlaban desde 2017 el bastión noroeste de Idlib, y se cree, han recibido financiación del gobierno turco, a pesar de estar en casi todas las listas de organizaciones terroristas en occidente por ser un desprendimiento de Al Qaeda. Aunque en declaraciones recientes desde HTS tratan de mostrarse moderados, y con el sólo objetivo de liberar a Siria y su entramado heterodoxo del tirano alauita, es plausible pensar que si salen muy beneficiados en el inminente reparto del botín, podrían intentar imponer un califato al mejor estilo Estado Islámico.
Bastante más fácil de digerir es en principio el Ejército Libre Sirio, fundado por oficiales desertores del ejército regular a partir del inicio de la guerra civil en 2011. Es una organización secular que explícitamente tiene como objetivo una república con elecciones libres. Sus contactos con occidente y la financiación son más transparentes, aunque, por supuesto, tampoco son nenes de pecho. Fueron la punta de lanza y la referencia principal como oposición a Ásad durante los primeros años de la guerra, pero su influencia se vio socavada por el crecimiento y los logros de las organizaciones islamistas como HTS.
La organización Ejército Nacional Sirio es un desprendimiento del Ejército Libre Sirio, también de carácter secular, pero íntegramente financiado y entrenado por Turquía para defender su propia frontera. En la práctica, un grupo mercenario de Ankara, al principio más ocupado en sostener avances kurdos fuera de Turquía, pero que eventualmente también se unió a la coalición que depuso a Ásad.
Desde el frente este y parte del noroeste, pero enfrentados con Turquía, los siempre castigados kurdos, mejores amigos de EE.UU. en esta ensalada durante décadas, pero abandonados a su suerte por Trump en su gestión anterior. Y siguen las firmas. Además de una decena más de organizaciones y guerrillas adicionales, cada una se divide sucesivamente muchas veces por etnia, religión, secularidad, vertiente, etc. ad infinitum. Se entiende la idea.
¿Por qué les fue tan bien tan rápido? Además de haberse unido y coordinado exitosamente la toma de las tres principales ciudades del país, aprovecharon el vacío estratégico de lo que, queda claro ahora, fueron dos pésimas decisiones. La guerra de Ucrania y sus cientos de miles de bajas, desabastecimiento y corridas del rublo forzaron a Moscú a desatender su frontera sur artificial, el único acceso que posee al Mediterráneo en las bases de Tartus y Latakia. Y en segundo lugar, lo que venimos viendo desde septiembre, la masacre de personal jerárquico y de la moral de combate que sufrió Hizbala, el hijo pródigo del régimen de Irán, que fue dejado caer en desgracia. En menos de un mes Irán perdió a Nasralla y a Sinwar, los líderes de sus proxies más importantes, y casi no movió un pelo por ninguno. Con Hamás era esperable, máxime cuando Sinwar se cortó solo el 7/10/23. La desesperación en Teherán se olía a la distancia tras haber apenas tirado un par de cientos de misiles contra Israel sin causar más que daños materiales menores. Todas las facciones opositoras a Bashar al Ásad vieron el momento oportuno. De acuerdo con fuentes en el terreno, más del 90% de las fuerzas que controlaban Alepo y la zona de influencia eran milicias iraníes o de Hizbala. Desde la tregua entre Líbano e Israel, pero también antes, Jerusalén se dedicó a destrozar las redes de suministro a Hizbala vía Siria, incluso con operaciones terrestres de fuerzas de élite. Cuando la cosa se puso complicada no les tomó mucho tiempo rendirse, no muy diferente a la reconquista talibán de Kabul en 2021. Lo mismo con la escasa presencia rusa, apenas encomendada a cuidar sus puertos, y cuyo futuro es otro misterio. Hace un año y medio Irán tenía un presidente halcón y las garras sobre Líbano, Siria y Yemen y fuerte presencia indirecta en Gaza. Hoy hasta los opositores a los Hutíes están envaletonándose, el nuevo presidente prefiere volver a un acuerdo nuclear y levantar sanciones, al jefe de la Fuerza Quds lo tienen en capilla y la Guardia Revolucionaria aún busca a los traidores que dejaron que le plante una bomba en la almohada a Ismail Haniye.
Como decíamos en el envío anterior, con los golpes a Hizbala, Israel logró romper el sueño de Sinwar, Nasralla y Jameneí de vincular las arenas y crear un cinturón de fuego alrededor de la entidad sionista. Los habitantes del norte de Israel aún no regresaron a sus casas, pero el cese al fuego fue una clara victoria política. Las tropas de Tzahal seguirán en el sur de Líbano hasta mediados de enero e Israel se reserva el derecho de castigar cada violación al acuerdo que detecte en la frontera entre Líbano y Siria. Hoy mismo atacó intensamente en Damasco fábricas de misiles iraníes y otras instalaciones vinculadas al régimen. Es probable que esos operativos sigan durante semanas. Aunque Irán saque sus sucias manos de Siria, no sea cosa que le quede de regalo todo el armamento a quien sea que vaya a liderar ese país.
Es imposible predecir qué puede pasar en los próximos días o años. Veremos la voluntad de occidente, y sobre todo de Donald Trump, de invertir esfuerzos y recursos en estabilizar un nuevo actor de la región. Siempre y cuando no se maten entre ellos, y prolonguen la guerra civil con un factor menos. Lo más interesante por estas horas fue el paradero de Bashar al Ásad. Su mujer e hijos habían partido a Moscú semanas atrás. Anoche tenía pactado dar un discurso a las 8 de la noche. Nunca apareció y horas después se rumoreó que había despegado rumbo a Rusia, posible escala mediante en una de las bases del Mediterráneo. Según los analistas árabes, irse así, sin más, sin decir adiós, sin rendirse ni renunciar, es lo más Ásad que pudo haber hecho. Es gracioso porque es cierto. Desde la madrugada los fanáticos de trackear aviones comparten el vuelo de un presunto avión de su flota dando vueltas y perdiendo altura hasta que desaparece del radar. El canciller ruso Lavrov dio un escueto comunicado esta tarde diciendo que había renunciado y salido del país. Horas después, la agencia estatal TASS informó que había llegado a Moscú y recibido asilo político del Kremlin. Mirá cómo nos tenemos que enterar. La próxima dejá un papelito en la heladera, al menos. Nada tardó el pueblo de Damasco en merodear su palacio para poder decir mirá cómo vivía este hijo de puta, y llevarse de recuerdo alguno de sus coches deportivos.
El líder del HTS y cara visible de la revolución, Ahmed Husein al-Sharaa, genera en Israel algo de incomodidad desde su nombre de combate, Abu Muhammad al Yulani. Lo verán escrito también como “al Golani” que efectivamente quiere decir “nativo del Golán”, aunque haya nacido en Riyadh y se haya criado en Damasco, su familia abandonó el Golán tras la guerra de los Seis Días. Veremos además en los próximos días si su presunta moderación es cierta o si toma como apenas sugerencia no vinculante la idea de respetar la multiplicidad de creencias y orígenes étnicos de la diversa Siria. Además de una Kalashnikova, Yulani tiene en sus manos la llave de un yihadismo de cara amable, integrado en un mapa eclético con un énfasis en el desarollo real de un país que fue el patio de juegos de potencias imperialistas con las cuales ni siquiera limita. ¿Estoy siendo naïve, iluso, autosarcástico, crédulo y mordaz? Todo eso y más. Ojalá nos equivoquemos todos y más o menos hagan una Siria en la cual, no te digo podamos ir a tomar un café, pero que al menos no nos tiren con cosas para este lado.
El gobierno de Israel, como no lo puede evitar, mostró una suerte de exaltación ante los 500 metros avanzados sobre el buffer de Altos del Golán por haberse desactivado el armisticio de la guerra de Iom Kipur. Se espera un gesto o un llamado de los rebeldes sirios para reactivar el acuerdo y volver a la frontera, pero mientras tanto se coordina con UNDOF, la fuerza de Naciones Unidas, para que el área, que ha tenido relativa calma durante medio siglo, siga de esa manera. Operativamente esto fue lo más significativo, pero en rigor es apenas protocolo. Lo que más atentamente se observa en Jerusalén es para dónde marcha Irán y la posibilidad de llegar a un acuerdo para liberar a los 100 secuestrados en Gaza, que en palabras de Netanyahu a familiares, todo esto no hace más que acelerarlo. Todo indica que las condiciones ya son más que fértiles. A nadie le importa quién se llevala cucarda ni el rédito político. Lo único que quiere la vasta mayoría de los israelíes es que los 100 vuelvan a casa.
"Sin Bashar al Ásad el mundo y Siria son lugares mejores. A pesar de la total incertidumbre, lo que es malo para Irán es bueno para occidente y el planeta todo."
Estas dos frases son un poco discutibles, sobre todo si las entendemos en relación a las alternativas reales y no analizándolas de forma aislada y analítica. Por supuesto que la caída de un régimen que comete abusos es benéfica analizada aisladamente, pero no podemos afirmarlo de forma tan rápida si la analizamos en relación a la situación real anterior y posterior de tal suceso.
1.- La primera lo es por la incertidumbre respecto del futuro. Podemos afirmar hoy, sin ninguna duda, que Siria era un lugar mejor en 2010 que después de 15 años de guerra y pobreza. El conflicto sirio (híbrido de protesta legítima, conflicto entre facciones e intereses de distintos grupos sirios, intervención externa y razones religiosas y étnicas) ha sido peor que el estado previo de cosas en el país. Sabemos, estudiando la historia, que Guatemala siempre puede convertirse en Guatepeor. Ignoramos si conseguirá establecerse un gobierno estable que dé lugar a un Estado funcional, o si la desintegración en diversos Estados disminuirá las riquezas sirias y la prosperidad potencial de la población, y también ignoramos si habrá represalias contra minorías, ya sean directas o mediante una gradación de ciudadanos de primera y de segunda. Esto por no hablar de una mayor inestabilidad en la región, o del hecho de que Siria ha perdido territorio (un territorio importante por recursos) ya tras la anexión por la fuerza israelí.
2.- La segunda es discutible por dos razones. En primer lugar, han sido grupos sunnitas fundamentalistas quienes han atentado contra Occidente; y son estos quienes se han visto beneficiados en relación a Irán, en relación a la lucha interna al Islam por la hegemonía. Si bien ambos son fundamentalistas, y tanto Irán como otros Estados sunnitas son teocráticos poco benevolentes con la población, el universalismo islámico está más enraizado en el wahabismo o en la visión de los Hermanos Musulmanes, ambos sunnitas. La afectación del universalismo sunnita es la que más migración y caos ha desatado, tanto en Oriente Medio como en África (creo que casi todos los grupos terroristas islámicos son sunnitas, corrígeme si me equivoco).
En segundo lugar, podrías argumentar que la preeminencia del sunnismo de las Monarquías del Golfo Pérsico supondrá una fuente de energía interesante para Europa, una vez rotas las relaciones con Rusia; pero lo mismo podría argumentarse hubiera sido beneficioso si esa fuente energética proviniese de Irán vía Siria o de la propia Rusia (que no es fundamentalista religiosa). Simplificando adrede, podemos decir que lo malo para Irán es bueno para los sauditas, y no veo en qué es más beneficioso para Occidente o para el mundo una Arabia Saudita fuerte que un Irán fuerte. Siendo irónico, creo que ambos sabemos que los "pañuelos para señoras" sauditas (o de los talibán, en otra intervención que, "a priori" y aislada analíticamente, parecía positiva y ha resultado funesta) son más largos que los iranís.
Saludos,
Por ahora entonces hay que prender una velita por el Ejército Nacional Sirio? Gracias por el mapa en el caos.